1
que profundo raro impulso me hizo
aquella caliente tarde de verano manejar
por horas mi Citroen a través de calles vacías
con el alma inerte como una autómata?
que esperaba ver encontrar
buscando a mi izquierda a mi derecha
sosteniendo el volante con fuerza ciega
a lo que a mi alrededor pasaba?
podía mi irracional mente por un segundo entender
la limpia perfecta racional mente de un militar?
dejarían ellos a mi hija libre por las calles
tendrían lástima de una madre lástima de algo?
cómo pude tener sentimientos tan mezclados rabia miedo
angustia y todavía esperanzas de encontrarla viva?
2
Temor se volvió nuestro mejor amigo
Llegó con sus mejores ropas como para festejar
una larga túnica de seda pesada cubría su cuerpo
usaba el perfume más caro con un aroma intenso
traía un paquete de libros de su hermano mayor
Terror y se instaló en nuestra casa para ayudar
Un modelo de amistad
se hizo amigo de nuestros amigos
también de nuestros supuestos amigos
No permitió que vinieran a visitarnos
Un parangón de virtudes
doquiera que fueramos nos tomaba del brazo para escoltarnos
no nos dejaba abrir la boca cuando buscábamos a nuestra hija
cuando queríamos hablar con capellanes hablaba por nosotros
cuando íbamos a las seccionales de policía hablaba por nosotros
cuando ibamos a las unidades del ejército hablaba por nosotros
Un ejemplo de solidaridad
si estábamos dormidos habitaba nuestros sueños y pesadillas
si estábamos despiertos también lo estaba para hacernos compañia
si me disponía a pintar tomaba mis pinceles para pintar conmigo
si mi hijo quería estudiar no lo dejaba sólo ni un momento
si mi esposo iba a la universidad lo acompañaba a dar sus clases
Permaneció en nuestra casa durante cinco largos meses
hasta que nuestra hija “apareció” y estuvo tres años en prisión
desde entonces nunca olvidó visitarnos
3
Ultimo día de otoño.
Camino por la casa
abro bien las ventanas
para que entre el viento
y cambie el aire
y borre las sombras.
Hojas secas caen sobre
el escritorio de mi hijo
donde pasa las horas,
su mente ausente,
sus libros amontonados,
olvidados, llenos de polvo.
En la habitación de la niña
vuelan las hojas con dibujos
que ella hizo para mamá;
en las manijas del placard
está su camisón en la bolsa
que mamá bordó en la cárcel.
Por toda la casa el viento
sacude memorias y yo le pido:
deja las memorias conmigo.
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Copyright ©2009 Raquel Partnoy
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